Al público le encanta salir de la monotonía y tiene a acudir cuando se le brinda un motivo con cierto interés.
Para empezar es conveniente hacer eventos simples que no impliquen la posibilidad de pérdida.
Algunos ejemplos podrían ser:
Degustación de vino. Sólo requiere disponer de una botellas de una clase y si no se venden se tienen para otra ocasión.
Día de la cerveza. Siguiendo la misma pauta se pueden ofrecer varios tipos de cerveza. Hoy día se están poniendo de moda la marcas locales artesanas.
Se puede montar el evento en torno a cualquier producto enlatado, empaquetado, embutido o no perecedero.
Productos típicos de diferentes orígenes tienen gran aceptación. Ejemplos son, galletas de inca, empanada gallega, sobrasada payesa, salchichas alemanas...
Una vez lanzados los eventos y sabiendo que se cuenta con una concurrencia se puede pasar a perecederos.
Otro tipo de eventos, que se pueden combinar con los anteriores, pueden ser tiradas de tarot, exposiciones, lecturas de poemas, micro actuaciones, etc.
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